Fragmento de Historia. La Semana Trágica.

Fragmentos de Historia. La Semana Trágica y la manipulación mediática de los nacionalismos.

(fragmento a partir de la página 219)

la Semana Trágica

Acostumbrados al negocio colonial, los grupos financieros colocaron su foco en el norte de África. La Compañía Española de Minas del Rif, controlada por los Romanones y los Güell-Comillas, a pesar de no tener el consentimiento del sultán de Marruecos y de no contar con el apoyo de las cabilas locales del Rif, inició la construcción de un ferrocarril para sacar el mineral de hierro. En julio de 1909, una guerrilla rifeña atacó la obra del ferrocarril matando a varios obreros.Ello desencadenó la Guerra de Melilla, que llegó a necesitar varias divisiones españolas. El Gobierno de Maura, con protagonismo destacado de su ministro del Interior, Juan De la Cierva, decidió movilizar a los reservistas. La mayor parte de reservistas eran recién casados, pues durante los años de servicio militar no podían casarse. Movilizarlos implicaba perder el puesto de trabajo, con el consiguiente descalabro de sus economías familiares. Por otra parte, se sabía que las bajas eran muchas. Todo esto explica el importante papel de las mujeres en las movilizaciones contra este reclutamiento que dio lugar a la famosa Semana Trágica. El pueblo tenía en la memoria las pérdidas de seres queridos en las guerras de Cuba y Filipinas. Además, se tenía la convicción de que la guerra nada tenía que ver con los intereses nacionales, sino solo con los intereses de unos cuantos capitalistas. No se despedía a los reservistas como a futuros héroes, sino como a jóvenes esposos enviados al matadero. Las tensiones entre las fuerzas de orden público y las familias que iban a despedir a los reservistas en el puerto causaron varios incidentes, aun más cuando a ellas se les limitaba el acceso y a las damas de la alta sociedad se les permitía el paso para repartir escapularios, tabaco y regalitos entre los soldados.

Las organizaciones obreras en toda España apostaron por una huelga general a través de cual el proletariado conseguiría parar la guerra del Rif. En Madrid, la dirección socialista acordó iniciar la huelga el 2 de agosto, pero Solidaridad Obrera en Barcelona acordó avanzarla al lunes 26 de julio, y así se hizo. Ese lunes se difundió la convocatoria de huelga general en Barcelona y en varias ciudades de Cataluña. Elcomité de huelga estaba integrado por miembros libertarios de Solidaridad Obrera y por socialistas de la Federación catalana del PSOE, ligados a la UGT. La ciudad se paralizó y grupos de mujeres empezaron a circular con lacitos blancos en el pecho, todavía pacíficamente. Al día siguiente, sin embargo, la huelga se extendió por las principales ciudades de Cataluña y comenzaron los altercados violentos. El Gobernador Civil de Barcelona dimitió, pues no quería declarar el estado de guerra. De todas formas la chispa ya había prendido, y grupos descontrolados de anarquistas y resentidos contra la función eclesiástica de adormecer los espíritus a favor de los capitalistas comenzaron a cometer actos anticlericales. Templos y conventos empezaron a arder. Desde la parte alta de la ciudad se podían observar una decena de columnas de humo. El comité que dirigía la huelga, al conocer los actos anticlericales, quedó descolocado; «No me gusta nada, esto no es lo que queríamos», exclamó un dirigente. Por otro lado, aunque en Sabadell se llegó a proclamar la República, los líderes republicanos catalanes decidieron no encabezar el movimiento revolucionario porque consideraron que no tenía posibilidades de triunfar. Barcelona y varias ciudades de Cataluña se vieron arrastradas por un movimiento acéfalo y caótico en el que sobresalió la acción anticlerical. El resultado fue impactante; cerca de un centenar de edificios eclesiásticos atacados o incendiados, más de un centenar de muertos y medio millar de heridos. El sábado comenzó a restablecerse el orden. Corrió la voz de que la patronal había acordado pagar los salarios de los días de huelga a los que regresaran a sus trabajos el lunes 2 de agosto. El retorno a la normalidad fue relativamente rápido. Después vino la represión: millares de detenidos y de procesados, 17 penas de muerte y 5 ejecuciones. La más sonada fue la del pedagogo libertario Ferrer i Guardia, fundador de la laica Escuela Moderna, elegido como cabeza de turco y que nada tuvo que ver con la incitación al vandalismo. Su ejecución conmovió a la prensa europea. Incluso Pablo Iglesias, en 2011, defendió en el Congreso de los Diputados la revisión de su injusta sentencia en tan irregular juicio.

manipulación mediática

Son muchas las lecciones históricas que se pueden derivar de la Semana Trágica de Barcelona.Lecciones de todo tipo y desde todas las perspectivas políticas.Pero hay una que aquí me interesa especialmente. La de la manipulación informativa de los actos de violencia. Nada en el desencadenante de la movilización ni en los actos de violencia posteriores tuvo a ver con la cuestión catalana o con el separatismo. Se trató de una movilización popular de base obrera contra la guerra del Rif. Pero el mecanismo mediante el cual se evitó su expansión al resto de España fue propagando descaradamente que se trataba de un levantamiento catalanista y dejando a la prensa hacer lo demás. La opinión pública española quedó tan convencida de que se trataba de separatismo que hasta se inició una campaña de boicot a productos catalanes. Si no fuera por las explícitas confesiones de De la Cierva en sus memorias cabría la posibilidad de combatir esta explicación como simple «manipulación nacionalista» de la historia. Pero De la Cierva dice textualmente, «...bastaría que el patriotismo se impusiera a todas las demás aspiraciones y pasiones. Y acerté, porque la Prensa de izquierdas en todo el país puso freno a sus campañas, y solo pensó en la necesidad de combatir el criminal intento». El criminal intento era, claro está, el separatismo. Lección a ser tomada. El caso es una muestra fehaciente de la capacidad de manipulación del sentimiento nacionalista (español o catalán, de cualquiera).

Aplicando la lección a nuestros días, no sé hasta qué punto los altercados violentos de después del desafortunado desalojo de los okupas de Can Vies en mayo de 2014 fueron interpretados o simplemente relacionados en las Españas con el movimiento soberanista catalán. Lo cierto es que las fuerzas de orden público en Madrid temían el contagio «solidario» y se pusieron en estado de alerta. El deseo de alguna parte del españolismo conspicuo de que haya violencia en Cataluña es ampliamente comentado. El desplazamiento nada disimulado de fuerzas antidisturbios de la Policía Nacional a Barcelona, que con facilidad puede interpretarse como una provocación, es una muestra del mismo. Al fin y al cabo, hay que recordar que el mencionado movimiento transversal de Solidaritat Catalana que arrasó en las elecciones de 1907 se disolvió como nieve en primavera después de la Semana Trágica.

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